Friday, March 24, 2006

pobrecita


Una vez, en casa, acogimos a una gata que vagabundeaba por la zona. Estuvo con nosotros casi 2 años. Jugamos muchísimo, ronroneó a gusto, tuvo gatitos, mi madre le hizo muchas perrerías de ésas que hace el hombre "moderno y civilizado" de ésta nuestra sociedad del bienestar, y María nos hizo muy felices a todos. Un día se fue, como tantos otros, de juerga gatunera por ahí, pero no volvió. No he logrado olvidarla. Acogería a esta belleza gatuna si pudiera, y no para sustituir a la Mary; se le ve en la cara que me aportaría muchas y distintas cosas. Pero yo no puedo.
¿Quizá alguno de los miles que me leeis?

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